En ocasión del 8 de marzo, Laminam celebra a las mujeres que, gracias a sus logros y a su pensamiento proyectual, han marcado la historia de la arquitectura y el diseño. Un enfoque constructivo inclusivo, capaz de impulsar ambiciones y grandeza.
Si decimos “historia de la arquitectura”, ¿cuántas arquitectas os vienen a la mente?
En una disciplina que, al igual que muchas otras artes, ha visto durante siglos una clara predominancia masculina, los nombres de las mujeres no escasean.
Desde arquiestrellas como Zaha Hadid, hasta arquitectas que se han ocupado de la construcción urbana diseñando casas privadas, viviendas populares, jardines, espacios públicos, servicios sanitarios, escuelas… las mujeres aportan toda su competencia y sensibilidad social.
La primera en destacarse en Italia, estando en el Barroco del siglo XVII con Bernini y Borromini, fue Plautilla Bricci. Hija de artistas, Bricci gozó de una independencia y autonomía impensables para una mujer de su época, ya que nunca se casó ni tomó votos religiosos. Su obra más famosa fue la Villa Benedetta fuori Porta San Pancrazio, más conocida como il Vascello, en cuya construcción Bricci se encontró coordinando colegas como el ya mencionado Bernini, así como Cortona y Grimaldi. ¿Una mujer al frente de los trabajos? Para el capataz era casi un escándalo, tanto que amenazó con irse. Se necesitó la intervención del abate, con la colaboración de un notario que redactó un documento para obligar a todos los trabajadores a obedecer las directrices de Plautilla Bricci, quien fue definida, para asombro general, como “la arquitectriz” (“La arquitectriz” también es el título de su biografía novelada, escrita por Melania Mazzucco). Escucharlo hoy nos parece un término incorrecto, pero en esa época sonaba como una pequeña revolución. Fue acuñado precisamente para Plautilla Bricci (pintora, antes que arquitecta) ante la falta, hasta entonces, de un nombre femenino que pudiera definir a una mujer arquitecta.
Las dificultades que enfrentan las mujeres en el mundo de la arquitectura a menudo provienen de estereotipos anacrónicos pero difíciles de morir. No por nada Gae Aulenti, otro nombre imprescindible en la historia de la arquitectura del siglo pasado, solía afirmar: “L’architettura è un mestiere da uomini ma io ho sempre fatto finta di nulla. (La arquitectura es un oficio para hombres, pero siempre he hecho como si nada)“.
Aulenti se ocupó de arquitectura de interiores, mobiliario, diseño y planificación de espacios para exposiciones, showrooms y escenarios; cabe mencionar su larga y fructífera colaboración con Olivetti. Bajo su firma, se encuentran piezas icónicas como la lámpara de mesa Pipistrello, diseñada para los showrooms de Olivetti en París y Buenos Aires, y posteriormente producida en serie por Martinelli Luce. Hoy podemos admirarla también en el MoMA de Nueva York, como parte de las colecciones permanentes.
Una de las figuras más revolucionarias en la arquitectura del siglo XX fue sin duda Lina Bo Bardi. Bo Bardi se gradúa en Roma con una tesis sobre edificios para chicas madres. Después de un período en Milán, durante el cual colabora con el estudio de Gio Ponti y asume la subdirección de la revista Domus, en 1946 se traslada junto a su esposo a Brasil. Él es Pietro Maria Bardi, director del Museo de Arte de San Pablo, pero Lina está lejos de ser solo la “esposa de”: gracias a edificios como La Casa de Vidro, hoy sede de la fundación dedicada a ella, o el Masp, el Museo de Arte de San Pablo (todavía el más importante de América Latina), o incluso el Museo de Arte Popular de Bahía, la contribución de Bo Bardi al desarrollo de la arquitectura brasileña será fundamental.
Arquitectas, diseñadoras y...arquiestrellas.
Aquí, sin duda, el pensamiento se dirige a Zaha Hadid: la primera mujer en la historia en ganar el Premio Pritzker en 2004 y la medalla de oro del Royal Institute of British Architects en 2016. Hadid estaba convencida de que la arquitectura debía inspirar placer y un sentido de maravilla. Y ¿qué hay más asombroso que sus inolvidables edificios? Caracterizados por estructuras curvas, líneas dinámicas y formas expansivas: majestuosas arquitecturas que reinterpretan de manera contemporánea el concepto de monumentalidad.
Entre los proyectos del estudio Hadid, donde trabajan más de 240 arquitectos, se incluyen el MAXXI en Roma, el futurista London Aquatics Centre, la Vitra Fire Station en Weil am Rhein en Alemania, o la sede de la Ópera de Guangzhou en China, también diseñaron una colección de zapatos, una línea de joyería y un bolso para grandes nombres de la moda de lujo.
No estamos hablando estrictamente de arquitectura, sino de diseño industrial y aquí, además del de Hadid, la contribución de las mujeres puede contar con nombres importantes, a veces aún poco conocidos.
Comencemos con Charlotte Perriand: francesa, que colaboró extensamente con Le Corbusier y Pierre Jeanneret (así como con Fernand Léger, Jean Prouvé y Lucio Costa), y dejó su firma en algunos de los objetos más prestigiosos de la década de 1920. ¿Y Cini Boeri? Su extraordinaria versatilidad en diseño le valió el Compasso d’Oro en 1979 por el sofá modular Strips diseñado para Arflex. Un bestseller del diseño que se encuentra tanto en las colecciones permanentes de museos como la Triennale de Milán y el MoMA de Nueva York, como en las casas de celebridades de la moda y el cine, pero del cual a Boeri le gustaba destacar su carácter humilde, doméstico y práctico:
Otros nombres
Otros nombres incluyen el de Patricia Urquiola, directora creativa de Cassina con proyectos para las marcas más importantes del diseño; o Paola Navone: una pasión por la fantasía y el color que se remonta a los tiempos del grupo Alchimia, donde se formó junto a Sottsass, Mendini y Branzi. O incluso Studiopepe, alias Arianna Lelli Mami y Chiara Di Pinto, desde Milán conquistando (estéticamente) el mundo gracias a un estilo inconfundible: surrealista y onírico.
No debemos pasar por alto a todas las creadoras que unen el este y el oeste, el norte y el sur, en un cruce de culturas que promueve la inclusión y la relación: India Mahdavi, Nina Yashar, o Bethan Laura Wood. Un pensamiento luminoso, el de ellas, y una mirada femenina con una energía vital y extraordinaria.
Justo como todas esas mujeres que cada día, sin importar cuál sea su profesión, invierten sus vidas con ideas, encanto y pasión. Hoy es su fiesta.